En el silencio de mi soledad oigo el eco de tu voz.
He recorrido todos los estrechos y largos pasillos de mi mente, abriendo y cerrando todas las puertas forjadas con llave de todos mis recuerdos. Luego, después de estarme un buen rato mirándolos, hurgando dentro de todas las habitaciones, llenas de momentos y personas, he bajado directa por unas escaleras, que casi parecía una rampa, cayéndome y rebotando encima de mi diminuto corazón.
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